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Rebelión en la Granja

6 abril, 2018

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Rebelión en la Granja

George Orwell (1945)

¿Cómo explicarnos que ciertas ideas no hayan tenido nunca buenos resultados en la historia, aunque se realizaran en países y épocas distintas? George Orwell en su famosa obra Rebelión en la Granja nos lo muestra con una sátira genial. En más o menos 150 páginas, dependiendo de la edición, el escritor británico- inspirado en la experiencia de la revolución bolchevique- logra tocar una de las fibras más sensibles de las sociedades occidentales: el rotundo fracaso de las ideas que, para resolver las injusticias, buscan igualar todo tipo de diferencias al interior de una comunidad. La razón no se encuentra explicitada en el texto pero se muestra prístina a lo largo de la historia que narra cómo los animales de una granja se rebelan en contra de su dueño, el hombre opresor (señor Jones). El problema neurálgico del relato es que una vez liberados del tormento humano, surge de manera natural una élite que, en pos del mismo sentido de injusticia que justificaba la rebelión contra el señor Jones, busca igualar a los demás.

Son esos “igualadores” quienes se transforman siempre, sin excepciones en la historia de las sociedades humanas, en los nuevos abusadores. ¿Por qué? Simple. Porque ellos son los que tienen un poder que nadie más ostenta, el de igualar a los otros imponiéndoles lo que consideran bueno. O sea, no se trata sólo de eliminar las diferencias sino además, de exigir la adhesión a una forma de ser nueva, con creencias que igualan las mentes y la práctica de hábitos que reducen la diversidad de las experiencias humanas a un solo tipo de vida; el que ellos quieren e imponen siempre por la fuerza.

Por supuesto, los “igualadores” tienen que ser distintos a los demás miembros, pues necesitan conservar privilegios que les sirvan para cumplir la noble función de eliminar las injusticias y transformar a la comunidad en un paraíso de personas que no se distinguen unas de otras, lo que equivale a decir que son todas lo mismo. Y ¿qué sucede cuando todos los miembros de una comunidad son lo mismo? Orwell no nos lo cuenta pero podemos deducirlo con mucha facilidad. Cuando todas las personas somos lo mismo sucede a la comunidad lo mismo que a un rebaño: sus miembros pueden reemplazarse con mucha facilidad. Dicho en otras palabras, el valor de las vidas individuales desaparece a la par con la dignidad… la de casi todos, pues como lo muestra la historia hacia el final, es necesario recordar que desde la rebelión, todos los animales son iguales, pero siempre hay y habrá unos más iguales que otros.

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